top of page

                          VIVENCIAS DE UN POETA ITINERANTE

 

Autodefinirse como un “Poeta Itinerante” y ejercer esa profesión como tal, suena muy bonito y muy romántico y, creo yo, después de trabajar por muchos años en la vía pública, recitando coplas y poemas a los transeúntes que se arriman a mi taller literario móvil, que ello, no es tarea para nada fácil.

 

Si bien el trato directo con el público es de un valor incalculable, las peripecias que hay que afrontar son muchas y muy variadas, porque, seducir a la gente con un stand  callejero, repleto de papeles y libros, tratando de cambiarles las estructuras que llevan con la lectura de un soneto, una copla o un poema, que lo aparte por un momento de la prisa cotidiana, en ocasiones, es una lucha “a capa y espada”. . .No faltará quien te diga:

 

¡Esto no es tuyo!, ¿Qué curro te has agarrado?, o también, ¿Cuánto valen las estampitas?, o como me pasó en cierta ocasión, cuando una señora se acercó a mi stand y me preguntó a media voz:-Señor, ¿Usted toma la presión?-. No Señora, le contesté, yo leo y si puedo, vendo poesías.- ¿Poesías?. . . ¡ahí me jodió!-. Está también el que se engancha en demasía y pretende que uno le lea todo lo que tiene. Después están las vicisitudes que hay que afrontar por estar en la calle. El clima. Hay que  mirar muy bien el cielo, antes de salir a la aventura de exponer papeles. Tantas veces esperé que amenguara el viento; o convencido que el día mejoraría y una vez prolijamente instalado, vi volar mis poesías, como bandadas de gorriones espantados por algún niño engomerado. En cierta ocasión, corrí como dos cuadras detrás de un folio con una poesía en su interior, de la cual no tenía copia, que navegaba sobre un chorro de agua barranca abajo, en el fondo cóncavo y profundo de una acequia hormigonada. Hay que tener en cuentas que en ese entonces no tenía computadora y perder esa obra implicaba un largo desfile hasta la casa de un amigo, para que me imprimiera otra que atesoraba en el interior de un viejo disquete. Después están las expectativas creadas: ¿Para qué salgo a la calle? . . . por supuesto, porque me gusta pero también para que me conozcan y principalmente para que conozcan mi obra. Alguna vez salí con poesías nada más, diseñadas como Plaquetitas Literarias, con foto incluida que se doblaban por el medio en papel de colores. Hoy lo hago con mi primer libro publicado “Oscarín . . . mira por mis ojos”  y un tropel de poemas y sonetos que si me pongo a pagar para diseñarlas como antes, no me alcanza el sueldo que tengo para alimentar mi familia, y claro, al no disponer de recursos económicos para publicar otras obras. Sueño.

 

 Si vendo mis poesías y voy de a poquito haciendo un fondo, a la larga publico otro libro más, pero claro ¿en cuánto las vendo?, un peso, dos,  lo que la gente me quiera dar. Supongamos un peso. “Oscarín”  me costó alrededor de nueve mil pesos por aquellos tiempos, hoy “Vives conmigo”, “Compendios” o,”Mitos y realidades”  me costarán veinte mil pesos cada uno. Necesitaría vender veinte mil poesías por . . .pero, ¿los costos? Se me irían a treinta mil. Me parece difícil. Por supuesto, si me comprara un diez por ciento de los habitantes de San Rafael que tiene alrededor de doscientos mil, estoy salvado, pero tengo que sacar la cuenta de aquellas que se van en carácter de regalo, que son muchas . . .necesito cuarenta mil ¡Ya me fui muy alto en los números!, mejor dejo que Dios me provea, como lo hizo en la primera publicación, porque también tengo que contar los libros que no he vendido y algunos que he entregado y todavía no me lo han terminado de pagar, algunos, ya lo sé. No los voy a cobrar jamás.

 

Bueno, pero al final soy un Poeta Itinerante que sueña caminar el mundo entero recitándole poemas a la gente y eso ya Dios  me lo está pagando con creces. Tantas veces se me ha quebrado la voz en medio de un recitado, cuando vi los ojos brillosos por la emoción que le embargaba a aquella persona a quien le leía y hemos terminado abrazados en la vereda, a la vista de todos, como aquellos niños que se apoyan unos con otro para vivir sus emociones acompañados, que al final me digo: Todo en el mundo no es el dinero. Aunque algunos me digan al despedirse de mi stand – Yo apuesto por algo más rentable-y suben a su auto, guardando una poesía regalada en su gaveta, que si tienen tiempo un día leerán y pensarán para sí:- Esto me lo regaló un loco que piensa dar vueltas al mundo leyendo poesías a la gente. . . ¡Qué divertido!-

07-03-08

                             

                                                             (Fragmento del libro “Mitos y realidades que viajan conmigo”)

 

 

 

bottom of page