top of page
OSCARIN POETA ITINERANTE

AQUÍ ESTOY YO

                    (Oscarín. . .Poeta Itinerante)

Hablar de uno no es tarea grata, pues como todas las personas, caminamos trasladando nuestras virtudes y defectos. Mi biografía está en mi primer libro “Oscarín. . . mira por mis ojos” lo demás está implícitamente en mis escritos, que los amo a todos por igual.

El seudónimo “Oscarín” se lo debo a mis seres queridos. Al ser el quinto hijo de una familia de once hermanos, yo, era el más grande entre los chicos y el más chico entre los grandes. Nos criamos todos en la pobreza total, pero jamás en la miseria y el escudo que nos protegía a todos eran las manos de nuestra madre, Doña María Esther Silva, después de enviudar. Ello me llevó a mí a ser un soñador empecinado a conseguir los derechos que los pobres no disponíamos y uno de esos objetivos eran: Tener derecho de palabra. Decir lo que se siente, algo que no resultaba en aquellos tiempos faena para nada fácil. Hoy mis escritos hablan por mí, pido sí mis dispensas, si en mis artículos que suelen ser duros, hiero susceptibilidades, pero no crean que me aparto de las responsabilidades que me competen, al ser un miembro más de esta compleja familia humana, donde mi objetivo principal, es ganar afectos y disponer en los cuatro puntos cardinales del mundo, una mano amiga que estrechar; una mesa donde compartir un plato de comida y una cama donde encontrar el reposo que imponen los caminos al transitarlos.

Por eso mi casa y mi persona están a disposición de todo aquel que esté dispuesto a compartir un sueño; un ideal que haga de este mundo un lugar más seguro; más humano y más nuestro.

                          Con cariño Oscarín.                                         

                                                 Abril de 2015

LOS POETAS TAMBIÉN COMEMOS

Alguna vez en mis escritos, tratando de plasmar la igualdad que tenemos entre los hombres dije algo así: “Todos caminamos por el mundo con nuestras tripas a cuestas”. Y esta somera descripción encierra en pocas palabras una verdad tajante, pues nadie es más que nadie en este camino temporal que todos transitamos. Ahora bien, llevándolo al plano estrictamente personal, más de una vez me planteé el difícil dilema de entender el como llevar mi actividad de escritor y poeta adelante, tratando de arrimar una moneda, de las tantas que andan por ahí, para alimentarme y hacer lo mismo con los míos, en un mundo tan exigente a la hora de meter la mano al bolsillo y realizar cosas. ¡Por Dios! No quiero por nada del mundo despotricar de mi situación económica, que me llevó hacer un soñador sin recursos económicos, porque alguna vez también leí: “Sacar donde hay mucho, ya no es hazaña” y yo ya llevo más de cincuenta años luchando a”Capa y espada” tratando de hacer equilibrio con mis escritos, y creo yo, que esa lucha ha sido la sal de mi vida. Gracias a esa realidad atesoro lo que atesoro. A continuación relataré como logré las cosas: Lo primero que me pregunté fue lo siguiente ¿Qué busco? Y la respuesta surgió al instante. Afecto. Y ¿Quiénes me pueden brindar ese patrimonio insustituible?. . . los demás seres de la creación, pero para eso tuve que interpretar algunos modelos que la misma vida me brindó, sin ser yo un erudito, ni pagar un solo peso por ello.

Un labriego no siembra en la mañana y cosecha en la tarde ¡No! para ello tiene que sujetarse a las leyes sagradas que la misma vida nos impone. Cultivar y saber esperar, y mientras se espera se trabaja, se sueña, se es feliz, se ama. . . en una palabra. Se vive, y después se cosecha y es eso precisamente lo que yo he realizado, no sé si bien o mal, no soy yo el autorizado en decir eso, lo que sí sé, es que estoy cosechando innumerable cantidad de amigos, cada uno de los cuales tiene un lugarcito en mi corazón para compartir la generosa cosecha de la vida.

Allá por los años setenta, abriendo mi antiguo libro de poemas, descubrí una vieja poesía que había escrito en mi infancia, cuando mi corazón se empezaba a inquietar por las miradas furtivas de algunas niñas de mi edad. Esa poesía estaba en el libro diario de una amiga, desde que me la había “robado” de mi carpeta, cuando a élla también le pasaba lo mismo. En una palabra, esas letras hilvanadas, cargadas de afectos adolescentes, habían pasado más tiempo en el corazón de otro ser, que en el mío propio, pues yo ya las tenía casi olvidadas en el estante viejo de mi cuaderno mal escrito. Eso quiere decir, que las obras que las personas realizan, si no se comparten, no sirven para nada. En pocas palabras. “Somos en función de los demás”, por eso: en función de los demás es que está abierta la página de “Oscarín. . .”

Todo está bien implícitamente. Ahora falta entender, el cómo realizaré las obras que de aquí en más pienso realizar, que son muchas, caras y difíciles de concretar monetariamente hablando. Para ello conjeturé un plan de actividades que está dando sus primeros frutos. Armar un taller literario móvil, que se puede instalar en cualquier calle o plaza de cualquier ciudad del mundo, allí tengo a disposición de mis potenciales “clientes”, obras de todo tipo y tamaño, las cuales describiré:

Primero: Una hoja A-4, tipiada en blanco y negro, se puede adquirir por la módica de suma 10 pesos argentinos.

Segundo: La misma hoja, con ilustración alusiva en colores, en la considerable suma de 50 pesos argentinos, para solventar los gastos de impresión a color y todo eso.

Tercero: Después entramos a los diseños en lonas, que ello varía de acuerdo al tamaño que se han realizado. Estoy confeccionando unas que tienen por medida: 50 centímetros por setenta, más 20 centímetros de franja blanca para poder doblarlas y confeccionar una pancarta colgante, que luce muy bonito en ambientes amplios. Ellas no superan el valor de 500 pesos argentinos.

Para ello hay que destacar lo siguiente:

Una poesía en un papel escrito, no deja de ser eso. Una Poesía. Pero esa misma poesía con la firma auténtica de su autor a sus pies, es una obra de arte, y ello sí tiene un valor. El que el autor le quiera dar. Está también aquella obra que es manuscrita por el mismo autor, esa tiene un valor incalculable, pero se puede conseguir nada más que compartiendo un café, o una taza de agua con el mismo autor, después de estrechar afectos y mirar la vida de ángulos cercanos.

Ahora bien ¿Cómo hace un artista para llegar a su público? Creo yo, que se llega siendo auténtico. Que no es tarea para nada fácil, porque ¿Qué es la autenticidad? Y para quién escribe esa cualidad es”No borrar con el codo lo que se escribe con la mano”, pues, tener un pensamiento y sostenerlo hasta las últimas consecuencias, en ocasiones se hace muy difícil por las presiones en que solemos vernos, y como somos seres humanos, no podemos ser seres dechado de todas las virtudes que existen el mundo (invito a mis lectores a leer los artículos “El sagrado derecho de palabra” y “Vivencias de un poeta itinerante”) allí relato a grandes rasgos, el por qué digo que los poetas también comemos.

bottom of page